Lluviosa tarde. Los arroyos cantando, el río protesta
Sol en el rostro. La pradera sonríe, crece una flor.
En las mejillas, el dolor te concede besos de lágrimas.
La poesía tiene alas para volar más lejos del horizonte que la razón distngue; úsalas y ve por senderos: tan concisos como el océano, tan limitados como la imaginación y los sentimientos.
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